No se altera el marco político en Colombia

Peces històriques triades per Josep Maria CasasúsLa violencia es endémica en Colombia, pero nunca había alcanzado las cotas terroríficas actuales. Por esto la consulta electoral del domingo pasado ha sido la que se ha celebrado en condiciones más inquietantes. El país, sacudido por la guerra del narcotráfico, situado desesperadamente entre la violencia de la extrema izquierda revolucionaria y la extrema derecha totalitaria con ramificaciones militares y paramilitares, se encuentra en las peores condiciones para emitir el sufragio con la serenidad necesaria. Por esto las urnas han registrado una concurrencia notablemente baja y una acogida sensible a la propuesta del M-19, el movimiento revolucionario que este año ha dejado la lucha armada en pro de la pacificación. Sin embargo, es de notar que, en el fondo, la desgraciada situación de Colombia no ha alterado sustancialmente el comportamiento democrático de la vida política. El abstencionismo, con ser importante, no ha superado exageradamente el habitual en los comicios colombianos. Por otra parte, en definitiva el Partido Liberal, uno de los que tradicionalmente predominan en la vida política del país, obtiene la victoria con holgura. Así al presidente liberal Virgilio Barco le sucederá César Gaviria, de la misma filiación. Qué Álvaro Gómez haya conseguido el segundo lugar en la votación no altera sustancialmente el reparto de las preferencias del electorado entre liberales y conservadores, pues, en definitiva, Gómez encabeza una escisión del Partido Conservador. […] De esta manera, las preferencias electorales siguen repartidas más o menos en el orden de siempre. Con la única diferencia a tener en cuenta, que son los votos obtenidos por el M-19. El noventa por ciento favorable a la reforma constitucional expresa la voluntad de la población de crear los medios institucionales para devolverle la paz que merece. Pero esto habrá de hacerse fundamentalmente con las fuerzas políticas tradicionales, aunque el M-19 haya abierto una brecha visible. Colombia presenta, pues, el contraste de una sociedad convulsa por la violencia del extremismo y de los narcotraficantes, pero que no apuesta por el derrotismo.