Jordi Prat Ballester 1957
19/01/2017

España ante el “Mercado Común”

2 min
España ante el “Mercado Común”

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsLa firma del tratado sobre el mercado común entre Francia, Italia, Alemania y los países del Benelux crea problemas de muy diversa índole en unos y otros pueblos europeos. Para los Estados firmantes representa el éxito en la coronación de una laboriosa etapa cuyo punto de partida se halla en la conferencia de Mesina de mayo de 1955, y a más largo plazo en los días en que la conciencia europea recibió el impacto de los toques de atención dados, con veinte años de intervalo, por Coudenhove, Briand y Churchill. Además representa para estas naciones el comienzo de una nueva etapa en su historia, etapa que si bien significa una ruptura en cierto modo substancial del orden político elaborado y consolidado en el período nacionalista, conserva toda la vitalidad que dio a Europa su fuerza y su influencia en los últimos siglos y permite que aquellos países se coloquen en su sitio en el mundo de nuestros días, en un mundo totalmente renovado como consecuencia de la gran revolución industrial, técnica y científica operada. Mucho han tenido que luchar los europeos para alcanzar este resultado positivo. […] Pensamos en la batalla librada en los días en que se creó el Movimiento Europeo, entre funcionalistas y federalistas, en la lucha por la constitución política […] Quedan en el camino muchos fracasos. Sin embargo, éstos no han tenido fuerza suficiente para detener la marcha hacia Paneuropa. […] La ‘pequeña Europa’ está en marcha. Los seis países que la integran reducirán progresivamente las barreras que los separaban y harán pronto acto de presencia en el mundo con la fuerza y la capacidad económica de una comunidad humana similar a la de los Estados Unidos de América. […] España, pacífica dentro de su heroica tradición militar, no ha querido participar en estos últimos siglos en las querellas europeas, en la destrucción de Europa. Mas hoy nos llama una lucha en la que no podernos desertar. Hemos de contribuir a la unidad de la familia europea y debemos participar en la construcción de una comunidad continental que pueda colocarnos como europeos al nivel de prosperidad que exige nuestra época y nos permita, en un plano de igualdad, tender amistosamente la mano a los Estados Unidos de América y frenar las ambiciones imperialistas de la Unión Soviética.

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