Ramon Tremosa

Puertos: Europa derrota a la gran coalición PP + PSOE + C's

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El 8 de marzo el Parlamento Europeo (PE) aprobó un reglamento de puertos que impone la autonomía portuaria en España, y apoyó así una reivindicación histórica de los puertos catalanes. Este reglamento, norma europea de obligado cumplimiento y de literal transposición a la legislación de todos los países de la UE, fue aprobado por 451 votos a favor, 243 en contra y 18 abstenciones, a pesar del voto contrario del PP, el PSOE y C's y los esfuerzos de la diplomacia española.

España e Italia son los únicos países europeos donde los puertos no tienen autonomía para fijar sus tarifas portuarias (que son fijadas por el gobierno central iguales para todos, lo que impide la competencia a través de los precios dentro del país) y donde los puertos con beneficios están obligados a transferir una parte de estos beneficios a los puertos deficitarios del país (subsidios cruzados entre los puertos de un país que son contrarios a la normativa de ayudas de estado europea).

Diez años después del nuevo Estatuto de Cataluña, que fracasó en su intento de ganar la autonomía portuaria, la UE (Comisión, Parlamento y Consejo) quiere extender las mejores prácticas portuarias a todos los Estados miembros y quiere establecer y garantizar un terreno de juego nivelado ("level playing field") que estimule la competencia y la complementariedad entre los puertos atlánticos y mediterráneos en beneficio de toda Europa (hoy los puertos mediterráneos sólo son puertos locales, sirven sólo a su hinterland local por falta de conexión ferroviaria con los mercados europeos: sólo los puertos del norte son puertas de comercio europeo). En todo el mundo desarrollado, gracias a la gestión individual ya sea pública, privada o mixta, los puertos obtienen beneficios y son auténticas locomotoras de la economía local.

La independencia financiera de los puertos es la que permitió a Alemania romper, hace 40 años, el monopolio ferroviario que Deutsche Bahn tenía en el tráfico de mercancías, que resultaba muy ineficiente. Gracias a la capacidad inversora que les daba poder gestionar en exclusiva sus beneficios, los puertos de Hamburgo y Bremen ayudaron a crear compañías alternativas para competir con Deutsche Bahn.

Hoy en Alemania, y gracias a los puertos, entre otros agentes, hay 250 operadores ferroviarios. Es el país donde la gestión de la red ferroviaria aporta más competitividad a la economía. Así lo explicó en el Parlamento Europeo el profesor Kay Mitusch (Universidad Baden-Württemberg) en una conferencia sobre puertos y aeropuertos que organicé en 2013, aprovechando que entonces era el diputado ponente del Parlamento del informe anual de Competencia.

Este reglamento de puertos europeo es muy importante para que el corredor mediterráneo pueda desplegar todo su potencial de crecimiento: si los puertos catalanes no pueden fijar tarifas autónomamente, ¿cómo podrán ganar tráficos asiáticos o sudamericanos a Rotterdam o Hamburgo? Y si no pueden disponer de todos sus beneficios y reinvertirlos, ¿cómo podrán dejar de depender de la discrecionalidad de los gobiernos de turno para las inversiones de futuro que necesitan?

Quizá por eso el gobierno español está privatizando a Aena: más tarde o más temprano un reglamento europeo prohibirá también los subsidios cruzados entre aeropuertos en España e impondrá la gestión individual. Esta privatización fue criticada hace un mes por Michael O'Leary, CEO de Ryanair, en el Parlamento Europeo: cuando le pregunté qué le parecía, dijo que "mal: un monopolio privado será peor que el actual monopolio público", y recomendó la gestión individual.

La actual presidencia holandesa, uno de los países impulsores del reglamento de puertos, quiere cerrar las negociaciones finales antes de julio. La enmienda que obliga a Madrid a descentralizar la gestión portuaria (la 110, artículo 14.3: "Las tarifas portuarias serán ["shall be"] fijadas de manera autónoma por el mismo puerto") obtuvo más de 500 votos, ya que los Verdes y algunas fracciones del grupo ECR votaron también a favor (se opusieron al texto final por otras razones), y dejaron a España e Italia solas con los grupos eurofóbicos y derrotando claramente a la gran coalición PP + PSOE + C 's. Esto hará difícil que España pueda articular una minoría de bloqueo en la negociación final, como la gran coalición ya anunció. Hay que tener presente que la potente Organización Europea de Puertos (ESPO) da apoyo unánime al nuevo reglamento.

Esta norma europea portuaria será la prueba del algodón del federalismo y la tercera vía: si una demanda mayoritaria catalana, esta vez con un apoyo masivo de las instituciones europeas, es abortada "porque va en contra de la Constitución" (Luis de Grandes, eurodiputado del PP, lo dijo en el debate en el PE el día antes de la votación), será la prueba más evidente de que, sin la independencia, Cataluña no tendrá un futuro de primera división en el siglo XXI: en Madrid prefieren una España pobre a una España próspera si su prosperidad tiene que entrar por los puertos catalanes.

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